Ciutadella
Son las tres de la tarde.
El viento (siempre el viento) mece las ramas de los árboles y nos trae aroma de mar y de pinos.
La luz dibuja sus limpias y móviles sombras en las fachadas
de los palacios de la “Plaça d’es Born”
Respiramos profundamente, y experimentamos una vez más las sensaciones de la llegada a
Menorca.
Talayotes, dólmenes, navetas, palacios… piedra.
La materia transformada por el hombre, rodeada de mar, viento, y tierra, nos hace sentir inmersos en un tiempo
que no pasa.
De mi libro de bitácora, 9 de julio de 1994
Precioso amigo. No la conozco, pero cuatro o cinco renglones con gusto y bien escritos, describen mucho mas que un libro entero.
ResponderEliminarun saludo de Aloes
Me alegro que t haya gustado.
ResponderEliminarSi algo merece la pena, es hacer participe a los demás de mis vivencias.
Gracias por leerme.